Vive el presente, no el futuro.

Vive el presente, no el futuro. No esperes a que llegue mañana, disfruta de lo que tienes hoy.

2/15/2012

¿Les gustaría......

una nueva historia completamente distinta a Acorralada? ¿Una en la que no haya que esperar para ver las respuestas a los sucesos? Les dejo un pequeño adelanto. Decirme si les gusta y comenzaré a subir nuevos capítulos, sin embargo, también continuaré escribiendo Acorralada, solo que ésta, tengo que escribirla día por día porque aún no está acabada.

                                            Juega Conmigo
Capítulo  1 Elizabeth
Un sueño. Mi sueño. Llevaba esperando tanto tiempo por mi sueño que ni siquiera podía imaginar que se hubiese hecho realidad. Realidad. Desde los trece años quería irme a un país del que yo no supiera nada. Un país del que no conociese gente, ni las calles…nada en absoluto. Simplemente su nombre y sus coordenadas geográficas. Alucinante.
 El uno de marzo cumplí diecisiete años, siendo ahora treinta de junio. Una fecha de la cual me alegraba, pues mi madre me regaló mi sueño. Un viaje, un intercambio. Estaba que no me cabía más alegría en el cuerpo, era lo que siempre había querido. Mi madre lo llevaba planeando desde mi quinceavo cumpleaños. Tan loca estaba con poder irme de intercambio que al final Natalia sintió que la había incordiado lo suficiente con mi deseo.
  ‹‹Allí estaba ahora. Esperando frente a la puerta de embarque con las molestas despedidas. Formadas solo por parte de mi madre. Melanie, mi hermana, ni se molestó en venir. Ella en su mundo y yo en el mío. Apenas nos veíamos y mucho menos hablábamos. 
 Dos maletas y dos mochilas formaban mis pertenencias personales. Seguramente ya estarían llevándolas al vagón del avión. Ya. ¡Uf! Mi cuerpo quería gritar. Mi cuerpo. Mi boca. Mi cabeza. Todo. Todo yo quería gritar por lo alto. Nada parecía real, pero lo era. Era real. Los pasajeros ya estaban embarcando y yo todavía con los comentarios que incordiaban entre manos. Nerviosa. Estaba tan nerviosa que me daban ganas de salir corriendo. ¡Aaaaa!
Cantar. Quería cantar. Tenía ganas de hacerlo. Cantar. Gritar. Correr. Todo menos huir. Huir. Era una palabra tan vulnerable, tan fría. Solo de pensarlo los escalofríos recorrían mi cuerpo. Solo. 
   Cariño sé que esto es lo que tú llevas esperando mucho tiempo pero… vaciló ¿estás segura de que quieres hacerlo? Siempre puedes cancelarlo…. continuó sus absurdas cavilaciones en voz alta. Se le notaba nerviosa. Tanto que resultaba incómodo.
   Mamá no me voy a echar para atrás. No. ¿Estás loca? No. Sabes que esto es lo que quierole aseguré por enésima vezLo siento, pero me voy ya, mamá. Te quiero. También sabes que te echaré de menos.
   Ohlloriqueó mientras me abrazabayo también te voy a echar mucho de menos. A ver si te acuerdas de llamarme….
   Pues claro que te llamaréla interrumpíAdiós, mamádecía cualquier cosa con tal de irme cuanto antes. Le di un beso en la mejilla y empecé a apartarme de ella. Ahora actuaba como una madre a la que le daba miedo dejar que su cría saliese de la seguridad del nido. Hacía mucho tiempo ya, que yo había abandonado ese nido y era hora de que Natalia lo aceptara.
   —Pásatelo bien y ten mucho cuidado, Eli. No vayas de valiente ¿vale?me dio otro beso en la mejilla y yo me enfadé. Odiaba que me acortara el nombre. Al menos que lo hiciera mi madre, porque ese pequeño acto hacía que nos lleváramos bien, como si nos quisiéramos y ella no hubiera hecho todo lo que me hizo una vez. Procuraba darle poca importancia. Muy poca.››
 Sonreía cada vez que recordaba la cara de mi madre. Sonreía. Me alegraba. Era tan solo parte del principio. Todavía no añoraba mi hogar porque acababa de dejarlo atrás.
   ¿Eres Elizabeth?preguntó la chica del cartel.
   Sí, soy yo. ¿Es usted la chica de la agencia?se río. Unas risitas suaves no unas carcajadas.
   Sí. Me llamo Carol. La familia con la que te vas a hospedar los próximos meses, te están esperando. Vamos fuera y te explicodijo dirigiendo una mirada hacia atrás. Hacia mis pertenencias. Y yo también me giré. La cara se me puso roja de vergüenza.
 ¿Era demasiado? ¿Había exagerado al traer prácticamente la mitad de mi ropero? Solo traía la mitad, nada más. Aunque, claro…no, mi ropero estaba completamente a rebosar. La ropa que traía, la mayoría era nueva. Me volví a avergonzar.
 La observé y me regaló una cálida sonrisa. Se había dado cuenta de mi pequeño rubor y qué lo había causado.
 Carol estaba sola. No había ningún miembro de la familia que me acogía con ella. Me puse nerviosa. ¿Cómo sería la familia? ¿Sería de las típicas familias gruñonas que no tratan bien a nadie? ¿O, por el contrario, sería una familia modélica y feliz?
 Carol se echó sobre un hombro una de mis mochilas, la azul, y cogió el asa de una de mis maletas. Esperó a que yo la imitara y comenzó a andar.
 La seguí un paso por detrás. El aeropuerto estaba tan empentado de gente que a duras penas se podía andar, sin que las maletas que llevábamos sobre ruedas dejaran de chocar contra la gente o llevarse algún que otro pie por delante. Aunque la gente se quejaba por el dolor, apenas reparaban en él y seguían su trayecto. Y después decían que estábamos en crisis.››
 Todo volvió a la normalidad.
 California. Ya estaba en California. Por fin.
 Otra vez a mi cuerpo le entraron las ganas de cantar. Que sensaciones tan curiosas y maravillosas. Loca. Me sentía como una loca acabada de salir del psiquiátrico.   

2/14/2012

Adelanto de acorralda 14º

 La sangre tuya. Aprender a callar.
 La sangre tuya. Aprender a callar.
 No dejaba de oír esas profundas palabras. Grabadas en mis oídos, grabadas en mi mente, grabadas en mi corazón, grabadas en mi cuerpo. A cada latido, con el que bombeaba mi sangre por todo el cuerpo esas palabras gritaban en mi cabeza, yendo hasta las células más ocultas.
 Había llegado a mi casa en autobús, obviando la invitación de Roberto por ir a buscarme. Quería estar sola. Quería pensar, aunque no había mucho que pensar realmente. Quería desaparecer un instante. Volver a recordar la noche en que sucedió todo. Volver sobre mis pasos en todos esos días para ver si había hecho algo que no debía. Algo...¿prohibido? en ese mundo de terror. En ese mundo de drogas y muertes. De promesas perdidas que cuestan la vida. Pero yo no había hecho ninguna. Y tampoco quería hacerla. Porque....en el mundo oculto tras la vida real...todo cuesta el doble.
 Yo estaba metida en él. Ahora. ¿Podría salir? ¿Conseguir afrontarlo y burlarlo?
 Era una estúpida. Lo era y siempre lo sería por mi desición. Tenía miedo de que cumplieran esa promesa qye me habían hecho. Mi sangre.....si no callaba. Yo estaba callada, por lo que mi sangre seguiría siendo mía. Pero de la misma manera que me habían amenazado pensando que yo habnía hablado, que los había delatado.....podían matarme con el pretexto de que realmente era un peligro para ellos. Y de hecho lo era. Lo era aunque no fuera más que una pobre chica ilusa que vive en la vida real ajena a esos contrabandos de muertes y drogas. Yo. Yo. Yo.
 Era yo, pero ellos...¿quienes eran? ¿De qué se escondían? ¿Serían asesinos de alto rango muy buscados por la policía? ¿Importantes transportadores de drogas? ¿Qué coño? Tenía claro que fueran lo que fueran, ladrones, asesinos, camellos.....tenían que tener mucho prestigio y muchos motivos para querer estar escondidos.