Vive el presente, no el futuro.

Vive el presente, no el futuro. No esperes a que llegue mañana, disfruta de lo que tienes hoy.

3/02/2012

acorralada 14º continuacion

 No sabía ya cuanto tiempo había pasado desde que me encontraba apoyada en la estantería del almacen de mi trabajo. Cuanto tiempo había pasado desde que aquellas palabras, confusas, amenazantes, se grabarán en mi cabeza. Estaba cansada. Cansada, aterrada y dolida por mi situación. Era, obviamente, culpa mía. De no haber tenido miedo en su momento habría declarado, sincerándome y delatando a los chicos que solo había visto una vez en mi vida. Y solo recordaba un rostro. Un maravilloso y aterrante rostro.
 Cerré la puerta del baño de mi apartamento. Había tenido una loca idea. Una loca, pero fascinante y brillante idea. Por probar no perdía nada. Me apetecía hacer algo fuera de lo común. Igual que cuando era una adolescente y me dejaba llevar por el momento, haciendo estupideces y haciendo cosas sin pensar, tan solo pensando en el momento, el presente. No iba a hacer nada grave. Nada de lo que me arrepintiera. Era algo normalito. Típico de la vida cotidiana y de la gente que tenía vida social.
 Ya dentro de la ducha abrí el grifo y sentí como el agua caliente bajaba por mi desnuda espalda, salpicándome los hombros. Alcé la cara y dejé que me cayera de pleno en ella, mojando mi cabello y mis ojos y dejando que bajara por mi garganta. Y aparté la cara rápidamente al sentir una ligera molestia en mi cabeza.
 Había sido un día horroroso. Casi espantoso rozando los niveles de la desesperación.
 El aroma natural de mi champún despejó mi mente, haciéndome soñar que estaba bajo una cascada de agua caliente en medio de la nada y rodeada de olorosos y verdosos árboles. Pero debía salir. No quería llegar tarde y mucho menos resignarme después a elegir las sobras. Odiaba eso también. ¿Pero que era lo que no odiaba? Que si odio esto, que si odio lo otro. No paraba de decir lo mismo, contanstemente y quizás eso me convertía en una persona perfeccionista, pero no. No lo era y ya lo tenía asumido. Mi problema andaba lejos de allí. Pero si aún no lohabía descubierto yo, dudaba de que nadie más lo supiera.
 Una vez vestida y preparada para salir, apagué las luces y me aseguré de que todo quedara firmemente cerrado. Ventanas, puertas....Todo. La puerta de entrada la tranqué con la cerradura en el momento en que la luz del pasillo se apagó.
   -Mieeerda....--murmuré por lo bajo.
 Era de noche y no recibía mucha ayuda de las ventanas que daban a la calle. Sabía perfectamente donde estaba el interruptor. El que muchas veces lo confundía con el timbre del apartamento de un muy descarado y malhumorado cincuentón que vivía solo. Lástima me daba pero tampoco tanta.
 Me apresuré en encender el interruptor de la luz. Me inquietaba estar en la oscuridad en medio del pasillo. Me daba la sensación de que se abriría una puerta dentro de nada y de ella saldría un hombre con capucha negra y un cuchillo en la mano para matarme.
 Grité por lo bajini y empecé a tocar todos los cajoncitos que encontraba a mi paso por la pared en una muestra de desesperación. Era la quinta vez que tocaba uno de ellos. Había dos juntos. Toqué el primero y nada. Toqué el segundo y apareció la luz. Suspiré de alivio al ver el pasillo reluciente a mi paso. Miré el interruptor que había tocado. Me encontraba lejos de mi apartamento. Casi a la mitad de camino del ascensor. Leí el número del apartamento.....
 El corazón se saltó un latido y entonces me eché a correr escaleras abajo. ¡Había tocado el timbre del cincuentón malhumorado! ¡Otra vez! Mis zapatos de tacón corrido resonaban por las escaleras. Si el hombre salía a ver quien había llamado pensaría que se había tratado de una broma nada más oír el taconeo.
 Me salté tres escalones y llegué a tierra firme. Mi bolso, que lo llevaba en el brazo derecho se enganchó con el pasamano y tuve que agarrarme con fuerza para no caerme al suelo. Di un giro brusco hacia atrás en dirección al pasamano aumentando mi desequilibrio y me detuve. Miré de un lado a otro como si estuviera poseída y solté mi bolso del pasamano. Miré un instante los buzones y comencé a reírme yo solita. Loca. ¡Estoy loca! Salí de mi edificio riéndome todavía en voz alta. Me había dado algo en la cabeza. Un pronto muy loco.
 El viento tibio de la noche golpeó mi cara y me revolvió los pelos húmedos y un escalofríos recorrió mi cuerpo. Caía redentada y se notaba el frillo que la acompañaba. Eso significaba que mañana haría calor y los coches amanecerían con los parabrisas ligeramente mojados. Sonreí, aguantando las carcajadas.
 Las pocas personas que pasaban por mi lado me miraban extrañas, como si tuviera algún tipo de problema mental. No le di importancia. Mi coche no estaba a más que un palmo de mí y entonces dentro podría terminar de desahogar la carcajada que reprimía en el inicio de la garganta.    

1 comentario:

  1. muuuy buena esta parte la verdad me dejastes en plan de O.O y si quieres leer algo por mi si te apetece desconectar o alfo o a quien le apetezca visiten foreveradreams.blogspot.com muchas gracias por la atencion :3 *_*

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